Si alguna vez has participado en un taller de ritmo o en una actividad de percusión colectiva, quizá ya hayas visto o utilizado unos tubos de colores vivos que suenan al golpearlos contra el cuerpo, el suelo u otras superficies. Estos tubos se llaman Boomwhackers y se han convertido en una herramienta muy popular en el mundo de la educación musical, la dinamización de equipos y la percusión corporal.
¿Qué son exactamente los Boomwhackers?
Los Boomwhackers son tubos de plástico ligeros y huecos, de diferentes longitudes y colores, que producen notas musicales al golpearse. Cada color representa una nota específica, lo que permite crear melodías y ritmos de una forma visual e intuitiva. Su nombre proviene del sonido que hacen (“boom”) y de la acción de golpearlos (“whack”).
Inventados a finales de los años noventa por Craig Ramsell, estos instrumentos nacieron con la idea de hacer la música accesible a todo el mundo, independientemente del nivel musical. Hoy en día, se utilizan en todo el mundo en escuelas, talleres de formación, actividades de team building y terapias musicales.
¿Cómo funcionan los Boomwhackers?
Su funcionamiento es muy sencillo: cada tubo tiene una longitud y un color distintos, y esto determina la nota que produce. Los tubos más largos emiten notas más graves, y los más cortos, notas más agudas. El material (plástico ligero) permite obtener un sonido limpio y claro sin necesidad de mucha fuerza.
Para hacerlos sonar, solo hay que golpearlos suavemente contra una superficie como la palma de la mano, el muslo, el suelo o incluso otra persona —una práctica habitual en actividades de percusión corporal. Esta simplicidad los convierte en instrumentos perfectos para todo tipo de público, desde niños hasta adultos.
Beneficios educativos y sociales de los Boomwhackers
Además de ser divertidos, los Boomwhackers tienen un gran valor educativo y terapéutico. En contextos escolares o formativos, favorecen el desarrollo de la coordinación, la concentración y el trabajo en equipo. También estimulan la creatividad, ya que cada grupo puede inventar sus propias melodías o ritmos colectivos.
- Aprendizaje colaborativo: fomentan la cooperación entre los participantes.
- Desarrollo del sentido rítmico: ayudan a interiorizar el pulso y la sincronización.
- Expresión corporal: conectan el movimiento con el sonido de una manera natural y lúdica.
En actividades como Ritme Vital o Corella Music Experience, Ignasi Corella utiliza los Boomwhackers para crear experiencias participativas donde la música, el cuerpo y el grupo se fusionan en una misma energía colectiva.
¿Por qué utilizar Boomwhackers en talleres y actividades?
Su éxito radica en su versatilidad y accesibilidad. No se necesita ningún conocimiento musical previo para disfrutarlos, lo que los convierte en una herramienta ideal para:
- Escuelas y centros educativos, como instrumentos musicales didácticos.
- Empresas y entidades que buscan talleres de cohesión y motivación de equipo.
- Actividades sociales o de bienestar emocional, donde la música ayuda a relajarse y conectar.
Tipos de Boomwhackers y cómo se pueden combinar
Existen diversos conjuntos de Boomwhackers que cubren diferentes escalas musicales, como la diatónica, la cromática o la pentatónica. También hay accesorios como tapones o soportes que modifican el sonido o permiten tocarlos como si fueran un xilófono.
Muchos educadores combinan los Boomwhackers con otros instrumentos de percusión ligera —como maracas, tambores o instrumentos corporales— para enriquecer la experiencia musical colectiva.
Cómo empezar a utilizarlos
Para maestros, dinamizadores o amantes de la música, empezar con Boomwhackers es muy fácil. Solo hay que adquirir un conjunto básico (se pueden encontrar en tiendas de música o en línea) y seguir dinámicas sencillas que se adaptan a cada grupo. Una buena fuente de inspiración es esta guía de A Different Musician, con ejemplos y vídeos prácticos.
Conclusión: mucho más que unos tubos de colores
Los Boomwhackers son una herramienta poderosa para conectar a las personas a través del ritmo y la música. En los talleres de Ignasi Corella, estos tubos se convierten en una experiencia compartida que despierta la energía, la creatividad y el sentido de comunidad. Ya sea en el aula, en una empresa o en un encuentro artístico, los Boomwhackers nos recuerdan que todos tenemos ritmo dentro de nosotros —solo hay que dejarlo salir.